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Alejandro Magno (I): De Pellas a Issos

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¿Dónde está el gran Alejandro? ¡El gran Alejandro vive y reina!

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Según la leyenda popular griega, con este acertijo una sirena interrogaba a los marineros en el Egeo, cuyas naves hundía en caso de no responder correctamente. Dice mucho de los anhelos griegos de una grandeza pretérita pero no olvidada, asfixiados por siglos de dominio otomano, pero también de la enorme sombra que Mégas Aléxandros, el gran Alejandro, Alejandro Magno, arroja sobre la Antigüedad. Seríamos incapaces de entender esta sin su breve pero fulgurante reinado, que entre su ascensión al trono en 336 a. C., con apenas veinte años, hasta su muerte en Babilonia en 323 a. C. cambiará y aquí no es una frase hecha la faz del mundo. De una parroquial Grecia enzarzada en luchas intestinas, la cultura helénica se expandirá a golpe de sarissa hasta las orillas del Indo, para crecer mestiza y enriquecida e ir impregnando toda la oikumene, desbordando las fronteras políticas de las conquistas de Alejandro: si en Gandhara se esculpían estatuas de Buda siguiendo cánones griegos, en Gadir César lloraba ante una efigie de Alejandro en el templo de Melkart. Tamaño personaje y la pléyade de consecuencias que provocaron sus conquistas son materia que no podíamos abordar en un solo número, y por ello hemos decidido circunscribir estas páginas a los primeros años de su reinado, desde su tumultuosa afirmación de la herencia de su padre Filipo II a la batalla de Issos, donde la huida del Gran Rey Darío III era presagio ominoso para el Imperio aqueménida. En este número de Desperta Ferro, ¡Alejandro vive y reina!